El Greco en Roma y Madrid

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Después de estar en Venecia se desplazo a Roma donde profundizo en los principio renacentistas. En 1576 se desplazo a Madrid para darse a conocer a Felipe II , el cual le rechazo como pintor, después de ver el cuadro "El Martirio de San Mauricio".En la audifonía se explica brevemente la vida del Greco en Madrid y en Roma. El Greco llega a Roma en noviembre de 1570 gracias a su amigo el célebre miniaturista Giulio Clovio, quien lo recomienda al cardenal Alessandro Farnese, el más importante mecenas y coleccionista de arte del momento. Durante los siete años que vivió en Roma alcanzó cierta fama como retratista, aunque, nunca obtendría encargos importantes. Pese a todo, en 1572 ingresó en la Academia de San Lucas. Pero en Roma, el gran centro artístico del Renacimiento, el Greco también desarrolló otras experiencias vitales como artista, asistió a tertulias de círculos humanistas, literatos y artistas, a las que fue introducido por su amigo, el erudito bibliotecario del cardenal Farnese, Fulvio Orsini, en las que no solo encontró un ambiente intelectual extraordinario para su formación, sino que le permitió entrar en contacto con intelectuales, humanistas españoles, como Pedro Chacón Castilla, quienes serían decisivos para su futuro. El soplón El soplon es un cuadro del Greco que realizo en roma en  1571-1572. Es un cuadro realizado en óleo sobre lienzo 60,5 x50,5 cm. En el cuadro se muestra a Un joven trata de encender una vela aprovechándose del fuego de un ascua. Para avivar la llama sopla pacientemente: éste es el tema del cuadro, donde la luz artificial se convierte en la protagonista. El resplandor del ascua incide de diferente manera en la camisa, el rostro o las manos del muchacho, destacando ese fogonazo de luz sobre el fondo oscuro que impide ver cualquier referencia espacial. Los colores adquieren diferentes tonos dependiendo de cómo les afecte la luz. Museo di Capodimonte (Nápoles). El Greco llega a Madrid porque querer tener mas dinero y trabajar para Felipe Llego a Madrid en 1576 La relación entre Felipe II y El Greco parece iniciarse con este enigmático cuadro, pintado quizá como anticipo del Martirio de San Mauricio y la Legión Tebana para El Escorial. Podemos pensar que la escena - de la que aquí vemos el boceto preparatorio, muy acabado - fuese realizada al llegar Doménikos a Madrid en 1577 para darse a conocer al monarca, o bien que sería ejecutada en 1579, con motivo de una visita real a Toledo. Al enigma de la fecha debemos añadir las diferentes versiones que se han dado del tema, reflejado en sus numerosos títulos. Primero fue interpretado como una Adoración del Nombre de Jesús denominándose la Gloria de El Greco; después se pensó que reflejaba un Juicio Final o incluso un Sueño de Felipe II, títulos con los que también se conoce la obra. EL martirio de san Mauricio El fallecimiento de Navarrete el Mudo en 1579 provocó la urgente demanda por parte de Felipe II de pintores que continuaran la decoración de El Escorial. El monarca eligió a El Greco como uno de los artistas consagrados que trabajarían en los retablos de la basílica, encargándole el que se instalaría en uno de los altares laterales dedicado al Martirio de San Mauricio y la Legión Tebana que mandaba. Considerado uno de los santos patronos en la lucha contra la herejía y debido a la existencia de reliquias en la iglesia, se decidió que su presencia era necesaria. En el siglo III de nuestra era, San Mauricio era el jefe de una legión egipcia del ejército romano en la que todos profesaban el cristianismo. Durante su estancia en las Galias recibieron la orden del emperador Maximiliano de realizar una serie de sacrificios a los dioses romanos. Al negarse, la legión que mandaba el santo fue ejecutada, siendo martirizados sus 6.666 miembros. Doménikos quiso aprovechar la oportunidad que se le brindaba para mezclar una historia primitiva del Cristianismo -quizá ficticia- con acontecimientos contemporáneos para él.